Recomendaciones Formación proyecto Grundtvig

De Bancos de Tiempo
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Banco del Tiempo

Recomendaciones para la Formación de los/as gestores/as de los bancos del tiempo[editar]

Este conjunto de recomendaciones refleja los puntos de vista compartidos por cuatro entidades que, en España, Italia y Portugal, se ocupan de impartir la formación dirigida a los/as gestores/as de los Bancos del Tiempo.

Durante más de dos años, estas cuatro entidades han llevado a cabo un trabajo conjunto de reflexión y puesta en común sobre las modalidades de formación en el marco del Proyecto de Formación y Acción en los Bancos del Tiempo financiado por el Programa Grundtvig de formación permanente (2010-2012). Este texto presenta el resultado de este proceso resaltando los temas sobre los que existe un consenso entre los socios.

Dar valor a la formación[editar]

Los socios reconocen la necesidad de que los/as gestores/as de los Bancos del Tiempo reciban formación inicial y permanente. La formación es una pieza clave para conseguir un desarrollo positivo del proyecto y, por ello, las oportunidades formativas deben estar disponibles tanto al inicio como a lo largo de la vida de los Bancos del Tiempo.

Entender la formación en un sentido amplio y flexible[editar]

Los socios comparten una idea amplia y flexible sobre las modalidades y oportunidades formativas. Así, junto a la existencia de modelos estructurados de formación con objetivos y actividades específicas llevadas a cabo por formadores se proponen otros espacios formativos tales como reuniones y jornadas de los bancos del Tiempo.

Los socios reconocen el valor formativo que revisten los espacios de intercambio de experiencias y conocimientos entre los diversos promotores involucrados en los Bancos del Tiempo.

Formación para la acción transformadora[editar]

Los socios consideran que la formación debe capacitar a los participantes para estar listos para la acción dotándoles de los conocimientos y las habilidades necesarias para gestionar el Banco del Tiempo en una determinada comunidad o territorio.

Priorizar las metodologías participativas[editar]

Los socios consideran que la formación debería anidar en contextos participativos y desarrollar métodos en consonancia. Los métodos formativos activos deben ser prioritarios de tal manera que faciliten una participación inclusiva evitando al máximo las exposiciones e intervenciones didácticas que sitúen a los alumnos en un rol pasivo.

Los socios recomiendan la utilización de técnicas de dinámica de grupo, juegos de rol, estudios de casos, visitas a los Bancos del Tiempo y, en general, la creación de espacios para el diálogo y el debate. El trabajo en pequeños grupos reviste una gran importancia ya que facilita el diálogo y la cooperación entre los participantes.

Escuchar a los participantes[editar]

El principal reto de la formación, y especialmente de la formación permanente, es asegurar que los contenidos sean relevantes para los participantes y que enlacen con las expectativas y las necesidades surgidas en el contexto de la acción.

Los socios recomiendan que se estimule a los participantes a presentar propuestas relativas al contenido y el formato de la formación, de tal modo que ésta de adapte lo mejor posible a sus realidades y necesidades locales.

Capitalizar la experiencia y el conocimiento de los participantes[editar]

Los socios entienden que el mejor punto de partida de la formación debe ser los conocimientos y los valores de los participantes. En el caso de la formación permanente resulta clave crear espacios de diálogo que promuevan el intercambio y la capitalización del conocimiento práctico adquirido por los participantes en su experiencia en el seno de los Bancos del Tiempo.

Cuidar los aspectos relacionales[editar]

Los socios reconocen la necesidad de invertir en la creación de un clima relacional positivo en el seno de los grupos de formación y entre formadores y participantes mostrando interés y preocupación por todos y cada uno de los participantes.

La diversidad de participantes debe ser tomada en consideración y valorada positivamente. Todo el mundo debe tener voz en el seno de los grupos de formación. Por ello, resulta de suma utilidad promover dinámicas de inclusión en el grupo utilizando técnicas tales como juegos de presentación y cooperativos. Asimismo, deben establecerse espacios que estimulen las relaciones informales entre los participantes.

El tamaño del grupo importa[editar]

Los socios consideran que el grupo de formación no debe superar los 25 participantes, a fin de facilitar las relaciones personales entre todos y permitir la existencia de espacios de diálogo, participación y aclaración.

Producir y distribuir materiales apropiados[editar]

Es necesario producir materiales de promoción (carteles, folletos, presentaciones) que contribuyan al buen funcionamiento de los Bancos del Tiempo así como instrumentos jurídicos, reglamentarios y organizativos (formularios de inscripción, fichas de registro de los intercambios). También deben diseñarse y distribuirse materiales de apoyo a la formación tales como resúmenes de contenidos, diapositivas, etc.

Aplicar a formadores con un perfil adecuado[editar]

Los formadores deberían ser personas con una amplia experiencia y conocimiento de los Bancos del Tiempo así como con un fuerte compromiso respecto al proyecto y su potencial.

Los formadores deberían tener la capacidad de adaptarse a diferentes contextos organizativos y a diversos grupos de participantes así como la habilidad de conducir el proceso de formación mediante técnicas y métodos participativos. Asimismo, entre los formadores podría contarse con personas expertas en ámbitos relevantes de conocimiento para la dinámica de los Bancos del Tiempo.

Promover la sostenibilidad de la formación[editar]

Las organizaciones que ofrecen formación deben contar con las fuentes de financiación adecuadas de modo que la falta de recursos no comprometa la calidad y la cantidad de las propuestas formativas.

Los contenidos esenciales de la formación inicial[editar]

Los socios consideran esencial que, entre los múltiples contenidos de interés, la formación inicial aborde los siguientes temas:

Asegurar un período mínimo de formación[editar]

La formación inicial no debería tener una duración inferior a 8 horas con el fin de poder abordar los contenidos esenciales. Sin embargo, se asume que la duración de la formación debería ampliarse en función de las áreas geográficas, los contextos comunitarios e institucionales y las personas involucradas.

Dar valor a la evaluación[editar]

La evaluación es un componente esencial que debe estar presente a lo largo de todo el periodo de formación. La evaluación es una fuente de orientación para reformular y mejorar la calidad de los procesos formativos. Es importante invertir en mecanismos permanentes de consulta sobre la percepción de los participantes en la formación así como en el análisis de los resultados en términos de aprendizaje y acción. Asimismo es altamente recomendable desarrollar procedimientos de autoevaluación para los formadores que ayuden a cuestionar de forma sistemática los estilos y contenidos de la formación.

Garantizar el acompañamiento posterior a la formación[editar]

Con posterioridad a la formación inicial deben establecerse canales de comunicación abiertos y disponibles para los participantes. Asimismo deben preverse encuentros de acompañamiento, preferiblemente presenciales y sobre el terreno, a fin de facilitar la resolución de las dudas y problemas que surgen en la acción práctica.